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En uno de los primeros cursos de valuación al que asistí, el maestro hizo mención acerca de que todo lo que nos rodea tiene un valor, sea este sentimental, histórico, monetario, etcétera, por lo que era necesario preparar a especialistas con la capacidad técnica y los conocimientos suficientes para poder valorar bienes y emitir una opinión técnica formal, vertida en un dictamen o en otros documentos que son requeridos por autoridades judiciales, aseguradoras, bancos o el particular interesado en conocer dicho valor. Lo anterior fue razón más que suficiente para continuar con la búsqueda de conocimientos e información en el tema de valuación de bienes muebles. Pero mi sorpresa fue tal al momento de empezar a escribir la presente obra y descubrir que en materia de valuación de bienes inmuebles existe toda una tradición y una madurez en cuanto información, conocimientos, principios y técnicas. Es tan importante la valuación de inmuebles para el caso de México que existen colegios que se aglutinan en una federación y que han hecho una labor seria e interesante para validar el ejercicio profesional de los valuadores y legitimar la importancia social de los mismos. Ahora bien, el trabajo de los colegios, de algunas instituciones de educación superior, bancos, así como del gobierno federal y de otras instituciones han sentado las bases para la valuación, e incluso, hasta llegar a establecer una norma mexicana (NMX) de valuación. Estos mismos actores han hecho aportes a la valuación de bienes muebles (en particular para maquinaria y equipo); pero aún es necesario unificar criterios, aportar nuevas técnicas y metodologías para que la valuación de bienes muebles alcance una madurez tal y como lo ha logrado la valuación de bienes inmuebles.
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