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La elegancia de todo abogado radica en conducirse con
argumentación jurídica, indistintamente del rol que desempeñe
como sujeto procesal, por ello, la argumentación
jurídica en el proceso penal acusatorio es un ejercicio racional
continuo para las partes y el órgano jurisdiccional, permite
caracterizar y que se marque la diferencia entre el hablar
bonito y hablar con argumentación jurídica.
La refutación es un argumento contrario a lo expuesto, que
busca demeritar su teleología y, desde luego, si se logra ello,
implica resaltar con argumentos lo pretendido y obtener el
resultado, es así que por ello, pondero los principios
ontológicos jurídicos atrayéndolos al mundo práctico real.
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