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Es evidente la relevancia que en la actualidad tiene el tema de los Derechos Humanos, sobre ello ha dicho el Ministro Cossío: “Todos los días oímos hablar de los derechos humanos. No hay político, académico, juez, funcionario o ciudadano, que no los mencione, esgrima o elogie” Sin embrago, este estudio demuestra que de los Derechos Humanos se tienen muchas creencias, pero escaso conocimiento. Se tiene la creencia, que no son inherentes, entendiendo por ello que los tenemos incorporados desde que nacemos y de manera natural, que son anteriores a la legislación pues existen aunque no estén insertos en ella, que el hombre lo único que hace es descubrirlos porque tienen su origen en un derecho natural universal no escrito, que pueden ser violados por particulares, que pueden tenerlos también los entes colectivos, que se pueden —ponderar— porque dicen que algunos —pesan— más que otros y que por lo tanto se pueden respetar parcialmente, —dependiendo de las posibilidades fácticas y jurídicas— que pueden ser Derechos Humanos cosas tan diversas a su esencia como el internet, la verdad, el agua y otras muchas más. Pero todas estas, aunque muy generalizadas, solo son creencias pues sus postulados no coinciden con los hechos, y los fenómenos de la realidad, como lo son los Derechos Humanos, no son cuestión de fe, su existencia solo puede y debe explicarla la ciencia. Este estudio no pretende ser una crítica a ninguna ciencia, aunque si busca mostrar que ante la falta de conocimiento de este importante fenómeno social, se ha optado por el mito. Ante ese hecho, solo queda la —Teoría Pura de los Derechos Humanos— genere el conocimiento que pueda enfrentarse a ese mito, evidenciarlo, superarlo y reemplazarlo, con la única pero legítima aspiración de que en lo futuro, ya desde el lugar que por derecho propio le corresponde, ese saber ayude a que los Derechos Humanos sean protegidos de manera efectiva.
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